martes, 7 de octubre de 2014

REBOOT DE CLIFFHANGER (MÁXIMO RIESGO)

Veintiún años después del estreno de Cliffhanger (Máximo Riesgo), el productor de la saga A todo gas, Neil Moritz, ha puesto en marcha el reboot o remake del gran éxito de Stallone.  Según informa Deadline, el proyecto se encuentra en su primera fase de desarrollo con Joe Gazzam escribiendo el guión.  Pero recordemos qué significó aquella película de Stallone que muchos consideramos de las mejores de nuestro actor fetiche.

Después de haber vivido una década de gloria con personajes de acción, Stallone quiso estrenar los 90 con un par de giros en su carrera que casi lo hunden para siempre en las profundidades del olvido. El primer fiasco fue la comedia “Oscar“(1991) para después repetir la misma suerte en 1991 con “Alto, o mi Madre Dispara”. Debieron de pitarle tanto los oídos que decidió ponerse a escribir un nuevo guión que lo apartase del rol de personajes de acción que había interpretado en los ochenta, así es como en 1993 llegó “Cliffhanger” (“Máximo Riesgo”), uno de los trabajos más espectaculares y rentables del actor.

Sly encontró en este proyecto el mejor personaje secundario después de Apollo Creed; los Alpes Dolomitas italianos, un escenario natural que hace grande una película con un guión pequeño, lleno de tópicos del cine del género que, por otra parte, Stallone consigue hacer funcionar como sólo él sabe. A Sly le importó poco documentarse en las técnicas de escalada, no fuera que esto le restara creatividad a la hora de escribir las escenas imposibles que nos regala su guión, con saltos y piruetas impracticables que dejarían boquiabiertos a más de un escalador. La escena del prólogo de la película –aunque poco creíble- es simplemente espectacular, la muerte de la novia de su compañero precipitándose al vacío tiene una mala leche pocas veces vistas en el cine de acción.

Cuando todavía no nos hemos recuperado del susto inicial, volvemos a aguantar la respiración en la escena de la toma aérea entre dos aviones. Una espectacular secuencia donde el doble Simon Crane tuvo que lanzarse en tirolina de un avión a otro a más de 4.000 metros de altura, en una época donde se rodaba todavía de forma artesanal, el especialista consiguió cobrar un merecido millón de dólares sólo por este trabajo, además de entrar de cabeza en el Libro Guinness de los Récords.

Para el que todavía no la haya visto la película (no sé a qué estáis esperando) resumiremos brevemente el argumento. Un escalador (Sly) atormentado por un fallido rescate que acabó en tragedia (la mencionada escena de la novia de su compañero) y tras alejarse de las montañas durante un año, vuelve para encontrarse con una inesperada misión: unos criminales tratan de secuestrar un avión que transporta dinero (escena de la tirolina), se estrellan en la montaña –perdiendo los maletines con la pasta- y fuerzan al bueno de Sly para que los guíe por las montañas en busca de los billetes perdidos.

Partiendo de esta premisa, Stallone y el director Renny Harlin, construyen una cinta plagada de trilladas frases y chistes fáciles que encajan como un guante en un espectáculo visual que poco necesita de diálogos profundos. Harlin se vuelve tremendamente perezoso a la hora de rodar y recurre a la cámara lenta sin audio, con sólo la música de Trevor Jones, para acentuar el dramatismo de las escenas en las que algún inocente muere. La primera escena de este tipo impacta, las demás aburren, ya que uno no puede ser original si se repite una y otra vez.

Uno de los puntos fuertes del film es la aparición de dos excelentes actores como son John Lithgow, en el papel de villano, y Michael Rooker como compañero de Stallone. El primero construye un malo de esos que te llevarías a casa para; un malo malote con un carisma y una gracia sólo comparable al personaje de Alan Rickman en la primera entrega de Jungla de Cristal. El segundo se limita a dar la réplica al villano y sus secuaces de manual, con más o menos gracia, pero con bastantes pocas ganas de hacer creíble un esteriotipado personaje que sirve como voz del espectador, pasándose la película sermoneando a los malos de la función, como si eso fuera a servir de algo…

Una vez más, Stallone construyó un proyecto a su medida que dejara lucir again la buena forma física de la que gozaba a sus 47 años, esforzándose como siempre en realizar unas logradas escenas de acción. Es un cine que se aleja de los personajes “duros matones” que interpretara en ochenta pero que, una vez más, se ve obligado a hacer uso de su fuerza y tenacidad (la historia de la vida artística de Sly). Stallone se enfrenta, otra vez, a un reto deportivo; la escalada, que se atreve a combinar con una trama clásica de cine de acción, con buenos y malos y mucho dinero de por medio.  Hablando de dinero;
Cliffhanger consiguió recaudar 255 millones de dólares.


Ahora, los fans de aquel cine de acción de los noventa, nos preguntamos qué resultará de este futuro reboot de aquella mítica película. Bien seguro es que no veremos un cine artesanal y sí mucho croma de por medio. ¿Entrará esta película en el Libro Guinness de los Récords? Mucho lo dudamos.