viernes, 13 de marzo de 2015

BLADE RUNNER- LA PELÍCULA QUE NO PODÍA FUNCIONAR… Y FUNCIONÓ.

Ahora que ya va tomando más cuerpo la precuela de Blade Runner, es momento de revisitar el original de nuevo. Me gustaría hablaros más de los errores y contradicciones que- a mi modo de ver- la transformaron en la obra maestra que conocemos más que de sus aciertos y virtudes.

Y es que pocas películas post-modernas han hecho verter tantos ríos de tinta como Blade Runner. Debe de ser una de las películas más discutidas de la historia del cine, y eso que para los rígidos estándares académicos se trata de una película “reciente”…

A pesar de que no fue construida para ser tal (se hizo, como todo negocio, para ganar montañas de dinero) estamos hablando de una de las películas de culto definitivas.

¿Que qué es una película de culto? “Culto” no se refiere a seguimiento fanático, ya que para eso tenemos los “Señores de los anillos”, los “Star Wars” y los “Star Trek”.
ESO es culto febril a una película: hacer el saludo Vulcano, esperar horas en una cola a la intemperie para ver la mierda el Episodio I de Star Wars o ponerte un disfraz que ni Paco Clavel se pondría para ir a ver a Gandalf y compañía ir andando durante tres películas -como se relata en Clerks II- hasta la montañita de marras y tirar allí el anillo.

No, ese “culto” se produce cuando una película que no ha sido un éxito de taquilla ni de crítica y parece abocada a perecer en el olvido resurge gracias a una nueva generación de admiradores que la “redescubre”, la “rescata” y la “devuelve” a la primera plana.
¿Sueñas con unicornios?

Hoy en día películas como “2001” y en menor grado “La Cosa” (la de Carpenter) o “Brazil” se dan por hecho que son obras maestras inconmensurables, pero la verdad verdadera es que cuando salieron se la pegaron con todo el equipo.

Blade Runner, de 28 millones de $ que costó tan sólo recaudó 32 millones (otra cosa es lo que ganó en video y con los “recuts” de Ridley Scott).
Es decir, fracasó.

Tengo que hacer un inciso para demostrar el extraño influjo que tuvo esta película sobre el público de su época (sobretodo los jóvenes). Dudo ser el único al que no le gustara Blade Runner en su momento *1. Yo la vi en video (cómo olvidar aquella horrenda carátula que tenía Warner para la peli en España) y no entendí un carajo. No me gustó. Sólo me gustaron las navecitas, los replicantes y los disparos. Nada más. Tenía 10-12 años así que no seáis duros conmigo.

Así que ya vamos llegando a dónde quería llegar: al por qué no gustó en su momento. Y es que esta película lo tenía todo para fracasar…y fracasó.

¿POR QUÉ FRACASÓ?

La(s) clave(s) del éxito es (son) algo muy complicado, tanto que hay gente que la(s) busca toda la vida y no encuentra el más mínimo atisbo de él (ello). O al contrario: también hay gente que no lo busca o no lo merece y lo tiene. No sé por qué estaré pensando en David Bustamante en este mismo momento…

El negocio cinematográfico es muy bizarro. Dos soplagaitas cogen cámaras de vídeo, hacen algo como “La bruja de Blair” o “Paranormal activity” y se hinchan a ganar pasta.

En cambio, un gran estudio apuesta un pastizal en “John Carter” y piensa que a la muchachada le va a molar el rollete de Marte. O que la gente va ir corriendo a ver la “La puerta del cielo” y disfrutar de sus casi 300 minutos de western épico-artístico. O filmas “Gigli” pensando que no puede haber algo mejor en el mundo que ver a Ben Affleck y el culo de JLo meneándose por la pantalla. PERO NO. Se la pegaron con todo el equipo, y hasta llegaron a hundir el barco por completo (caso de United Artists, por ejemplo)


La desgana de Ford le vino muy bien a su personaje
Otro problema que tuvo que afrontar Blade Runner fue su año de filmación: 1982. Fue un año con una competencia durísima y de calidad nunca vista. Fue el año de E.T., Conan, Poltergeist, La Cosa, Tron, Star Trek II, Tootsie, Gandhi, Creepshow, Oficial y Caballero, Acorralado, Annie, Cristal Oscuro, Límite: 48 horas, Porky’s, Rocky III… obviamente todas pugnaban por un mercado limitado y muchas cayeron en la batalla.

Pero mucho antes de eso, Blade Runner empieza como una translación a la pantalla del relato “Do Androids Dream of Electric Sheep?” del cachondo de Philip K. Dick, alguien al que tampoco se le entendió en su propia época…el pobre, desde su dimensión paralela, debe de estar retorciéndose de rabia viendo como sus herederos se forran con los derechos de sus muchas adaptaciones que AHORA SÍ interesan.

Si leéis el relato o intentáis escuchar la horripilante recreación que hicieron los de RTVE (qué poca gana pusieron y qué malos actores escogieron, tan solo el malogrado Álex Angulo lo borda como Tyrell) veréis que hay no pocas diferencias con el material original.

¿DEMASIADOS COCINEROS ESTROPEAN LA SOPA?

Vamos a entrar en harina con la producción, y al principio de todos los problemas.

El GENIO de Alan Ladd Jr.*2 y su fugaz productora “The Ladd Company” dio luz verde a Blade Runner y le asignó un director de postín: Ridley Scott.
Aunque Scott estaba acostumbrado a torear en malas plazas, tenía poniendo la pasta a tipos de negocios duros como Bud Yorkin, productores a la vieja usanza que no se andaban con chiquitas. Ya sabéis, viejunos masca-puros que con sólo escuchar palabras como “visión artística” o “libertad de creación” tienen un jamacuco. Era un matrimonio destinado al fracaso, y de hecho la gestación de la película fue una pesadilla para todos ellos.

Para acabarlo de arreglar, al tarado de Philip K Dick tampoco le había gustado el guión original de Hampton Fancher, así que se llamó a un entonces desconocido, David Peoples, que le dio lustre y que parece ser que fue el lumbreras que introdujo el famoso concepto “replicante” en el meollo.

No es necesariamente malo que se reescriba un guión o haya muchas manos en él, de hecho hay blockbusters con muchas firmas o cambios sustanciales. Ya que estamos en Slymachine, supongo que sabréis que el auténtico final de “Acorralado”, y el que tenía la novela que adapta, acababa con John Rambo suicidándose durante el asedio final. Un final más acorde con el tono de la película pero que, como se demostró después, tiraba millones de dólares por el sumidero.

Hasta aquí no hay nada extraño ni típicamente Hollywoodiense. Lo que no suele ser normal es que a partir de entonces todo fuera una rápida sucesión de despropósitos y desencuentros.

Rutger Hauer

Philip K Dick parece que sí que quedó más contento con la reescritura y con una demostración de efectos de Douglas Trumbull. Con el beneplácito de Dick (que murió durante la producción de la película) se iniciaba algo más parecido a una batalla-ampliamente documentada- que a un rodaje.

Si empezamos con el casting y echamos un vistazo a la lista de gente en la que se pensó para ponerse en la piel de Deckard vais a flipar pepinillos: Dustin Hoffman, Gene Hackman, Sean Connery, Jack Nicholson, Paul Newman, Clint Eastwood, Tommy Lee Jones, Arnold Schwarzenegger, Al Pacino y Burt Reynolds.

Hoffman era el que estaba mejor posicionado y de hecho se hicieron storyboards con su rostro, pero al final fue un Harrison Ford fresco del éxito de “En busca del arca perdida” el que se llevó el gato al agua (aunque sólo aterrizar en la producción se dio cuenta que había sido un error)…la cosa distaba mucho de empezar con buen pie.

Resumiendo: Como luego se supo, empezamos por unos productores que amenazaban con quedarse la producción si había un solo centavo por encima del presupuesto, un guión que no gusta y se reescribe y ahora continuamos con un actor protagonista que ha declarado en repetidas veces que no le gusta la película y que chocó con Scott tantas veces que no ha vuelto jamás a trabajar con él* ¡BIEN! ¡Vamos BIEN!

¿PERO POR QUÉ SALE BIEN A PESAR DE TODO?

Básicamente porque sus errores jugaron a su favor. Me explicaré.

Empecemos a reflexionar sobre una de las claves del éxito de la película: el hastío, cinismo y desgana que imprime Harrison Ford al personaje no eran fingidos: el pobre Ford parecía que hubiera preferido estar rellenando la declaración de la renta que haciendo la película.
Si se quería transportar al futuro a uno de los duros detectives del cine negro de los 40-50 se consiguió a la perfección (Deckard me recuerda mucho al Mike Hammer que interpreta Ralph Meeker en la maravillosa “El beso mortal”)
Su característica mueca de asco puebla el metraje, y hasta parece ser cierta la anécdota que dice que estaba tan y tan cansado durante el rodaje del famoso monólogo de Batty que se durmió durante la escena. Si os fijáis bien el tipo parece estar a un solo parpadeo de quedarse KO.


Volvamos por un segundo a una de las razones por las cuales NO gustó: todos los chavales esperábamos en gran medida ver a un Harrison Ford heróico, que con un solo azote de su látigo o un buen disparo láser ponía las cosas en su sitio. En vez de eso teníamos a un detective asqueado y… ¡que hace todo de puta pena! Fijaos bien: le cuesta más de 100 preguntas adivinar si Rachael es una replicante; se enamora de ella, la trata con desprecio y luego tiene que luchar por recuperarla; mata a dos mujeres a traición después de que le den de ostias hasta en el carnet de identidad; recibe otra paliza de Leon y cuando está a punto de palmarla… ¡le salva Rachael! y finalmente, tras recibir otra paliza del copón por parte de Batty se salva porque al pobre tipo se le acaban las pilas alcalinas. ¡Patético! ¡Ese no es mi Harrison! ¡Quiero a Indiana y Han Solo!

Por otro lado, la producción, en un giro típico de Ridley, se había salido de madre y de presupuesto. Los productores empezaron a recortarlo y a exigir que se sacrificaran escenas. Por eso, entre otras cosas que sí que se filmaron y que se han podido recuperar, no tenemos lo que hubiera sido un maravilloso prólogo en un planeta distinto a la tierra, con Batty y los replicantes rebeldes surgiendo de una cinta transportadora llena de cuerpos de replicantes muertos que lleva a un horno. Matan a los guardas y la escena acababa con Batty señalando a un punto en el cielo: la tierra. El único rastro de este prólogo queda en la introducción escrita.

Otras escenas acabaron en los Director’s cut o en menor medida, como extras de DVD. Es una lástima no poder ver un “Super Blade Runner”, pero al menos las tenemos ahí para visionarlas; sin embargo, la película al ajustarse al presupuesto y utilizar el ingenio y la contención, ganó en creatividad.

En una película ambientada en el futuro tienes que contar con buenos artistas de efectos especiales o acabas con algo como “Starcrash, choque de Galaxias”. Scott los tenía: Douglas Trumbull y Richard Yuricich, las maravillosas maquetas y naves que tanto realismo dan y que tan en ridículo dejan a los fríos CGI actuales, un ARTISTA de la visualización como es Syd Mead (que también trabajaría ese mismo año en TRON)… ¡y eso que Moebius rechazó trabajar en ella!

Y es que los supuestos errores potenciales se convirtieron en aciertos. Por ejemplo, los coches voladores quedaban tan rematadamente mal, que para disimular su pobre presencia, saturaron la luz trasera con xenón y utilizaron lentes especiales en la cámara, creando una especie de bola de luz brillante. El efecto gustó tanto que ahora todo el mundo lo admira…pero fue una decisión puramente ornamental, no artística.  

¿Quién no ha querido ser serpiente alguna vez?

Y en un gesto que David Fincher luego copiaría en “Seven” (reconocido por él mismo), Scott, para paliar el efecto retro de los decorados del “lot” de Warner (que habían salido en innumerables películas) lo pobló de cañerías, neón, plástico…y lluvia. Lluvia a cubos. Tanta que si ves la película dan ganas de abrir un paraguas aunque estés en casa.

Si os fijáis bien, se ve claramente la fachada “de falsa arquitectura” bajo toda la ornamentación. Pero en un toque de genio, Ridley Scott puebla Los Ángeles del 2019 con masas de gente, una superpoblación que abruma al espectador y hace que no se fije en el cartón piedra y los hilos de los coches voladores.

EL EFECTO “DECKARD ES UN REPLICANTE”

Otro de los aciertos de contar con alguien como Ridley Scott y no Uwe Boll al mando es su afilado sentido intelectual. Scott tampoco es Kubrick, pero sabe dotar a sus obras de cierto toque de autor. Eso sí, luego saca cosas como “La teniente O’Neill”, o “Exodus” y te dan ganas de escupirle en la cara.

No voy a entrar en el rollo de la voz en off, el unicornio y los ojos brillantes que se le ven a Deckard en su escena con Rachael, porque soy de los de la opinión que Scott, algo harto de la producción, se dedicó a meter un poco de cizaña intelectual en el metraje sin más intención que confundir. Debió pensar que “no tendré la película que quiero, así que le meto estas morcillas y me divierto”.

Paul M. Sammon, en su recomendable libro “Future Noir: The making of Blade Runner”, afirma que Scott sí que dejó claro que Deckard era un replicante, y que incluso Fancher, el guionista principial, dejó escrito un final ambiguo: Al final se veía a Deckard llegando a casa, sentándose a tocar el piano, pero sin poder hacerlo ya que tenía calambres en la mano…calambres parecidos a los de Batty cuando empieza a llegar su fin. The End.

El final del segundo escritor,  David Peoples, también tenía telita marinerita: Deckard mata a Gaff (intepretado por Edward James Olmos) ya que a su vez intenta matar a Rachael; llega a casa y espera a la poli con un arma para enfrentarse a los que vengan a buscarle por matar a Gaff. La voz en off filosofaba sobre ser replicante o ser humano, sobre tener dios o tener un creador como Tyrell. Se ve que Scott malinterpretó esa voz en off final y pensó que Deckard era en realidad un replicante.

Pero eso es harina de otro costal y una pincelada más metafísica al pastel, que merece una discusión a parte. El caso es que en vez de enmarañar la película y dejarla hecha unos zorros, le da un nuevo enfoque y abre las puertas a que los revisionados “pajilleros” (clave para que una película pase a status de culto). Googlead “Deckard replicant” y ya veréis la de cientos de páginas y entradas que hay sobre el tema. Otro “error” que pasa a ser acierto.

Mientras, el rodaje se recrudece, ya que a Ridley no se le ocurre otra cosa que poner a parir a los “crew” americanos y decir en una entrevista que los británicos sí que son buenos y que le llaman “gov'nor” (el equivalente a nuestro “jefe”). Eso desata un mal rollo tremendo y acaba de dinamitar la poca camaradería que quedaba. Por si eso fuera poco, el magnífico fotógrafo Jordan Cronenweth tiene que acabar el rodaje en silla de ruedas ya que cae víctima del Parkinson.

Una de las mejores imágenes del film


EL PURGATORIO DE LA POST-PRODUCCIÓN

Y así, a trancas y barrancas se acaba de rodar la película, se hace un montaje de 113 minutos (el famoso y durante décadas inaccesible “workprint”) y se presenta en un pase de prueba en Denver y Dallas. Ya sabéis como funciona: se proyecta la película a un público que no sabe qué se le va a poner y se pasan unas tarjetas con preguntas para dilucidar la opinión del respetable.
Este montaje contiene diferencias con lo que acabaríamos viendo:

·  No está la famosa introducción escrita
·  No hay escena de unicornio
·  No había final feliz

Desafortunadamente, los espectadores del pase de prueba no la entienden y la crucifican a base de bien. A los productores les entra el cague y deciden hacer un montón de cambios. Ridley Scott y Harrison Ford, valedores de la primera versión, más oscura, tiran la toalla y ceden a la presión.

Y entonces, con una mala gana y mala hostia considerables (tan sólo tenéis que ver el careto con el que Harrison Ford rueda el “final feliz”) se hacen los siguientes cambios:

·     Como la gente no entiende ni papa, se añade la voz en off para tapar agujeros (escuchad el original para comprobar las pocas ganas que le pone Harrison Ford) Esto va por gustos, pero a mí particularmente no me desagrada.
·     Se añade el final feliz donde se van Deckard y Rachael en coche hacia un mundo mejor, remontado con escenas sobrantes de exteriores de “El Resplandor”. Es un final cutre y relamido hasta la saciedad y que torpedea casi todo el crédito ganado antes.
·     Se editan escenas, se cambian planos, etc.

Finalmente, con todos estos cambios se estrena.

AY QUE MALA PINTA TIENE ESTO…

Eso es. La película apenas recupera la inversión y los críticos la masacran. Sí, puede sonar increíble, pero obtuvo unas críticas sangrantes y que acabaron por matar el impulso de la película. Tras un segundo fin de semana de pobre recaudación la marcha fúnebre comenzó a sonar en los despachos de The Ladd Company y la película aguantó sólo un mes en cartelera (ahora es un milagro, antes era una ruina)

Lo que mal empieza, mal acaba. Pero Blade Runner no se dejaría enterrar tan fácilmente. De hecho daría más guerra de la que cabría esperar.


Daryl Hannah


EL DIRECTOR’S CUT Y RENACIMIENTO

Se suele decir que las obras de arte no se acaban, tan solo se abandonan. Ridley Scott dejó la película de lado hasta que comprobó que:

a) Gracias al video, la gente pudo parar la película, rebobinarla, detenerla, y en definitiva entenderla mejor. Eso le otorgó miles de nuevos fans ávidos de explicar en tertulias de bar las bondades de esa película que mucha gente no vio ya que escogió para ver, digamos, “Porky’s”.
b) En 1990 se produce un hecho clave para el futuro de la denostada Blade Runner: se proyecta en Los Ángeles, sin que nadie lo sepa a priori, el infame “Workprint”, que deja a legiones de fans extasiados al comprobar que aquello era el sagrado grial; a pesar de su tosquedad (es un montaje de prueba, no lo olvidemos) todos flipan al poder ver la película sin el infame final feliz.

Hay movimiento de fans, publicaciones y fanzines (sí, amigos, esto era pre-internet) y Scott se atreve a remontar “su” película, la que le “arrebataron” de las manos. Como hizo Steven Spielberg años antes con “Encuentros en la tercera fase”, sólo que en aquel caso Spielberg ya era el niño mimado de Hollywood.

Así pues, llegamos al “Director’s cut” (1992) de la película, que contiene todas estas diferencias:

·     Aumenta la duración a 116 minutos.
·     Se quita la voz en off
·     Se añaden las escenas del unicornio para apoyar la teoría conspirativa de que “Deckard es replicante” (y no, no son escenas sobrantes de “Legend”, se rodaron ex profeso para Blade Runner), con lo que el unicornio de origami de Gaff que se encuentra Deckard en la puerta de su casa cobra sentido pleno.
·     En vez del final feliz, la película acaba abruptamente cuando se cierra el ascensor que lleva a Deckard y Rachael (no es un corte porque sí, la película originalmente acababa así, y es genial porque te devuelve-nunca mejor dicho- de un portazo a la realidad)

Posteriormente encontramos el “Final Cut” (2007), que se trata en mi opinión de un ejercicio mercantilista y ciertamente superfluo. Sin embargo, las escenas de la muerte a tiros de Zhora (Joanna Cassidy), donde se incorporó la cara de Joanna en el cuerpo de la doble, hacen ganar mucho a la escena. No he querido hablar de ella antes, pero si os fijáis bien en la escena original hay tantos errores de continuidad que es como para echarse a llorar. Eso sí, para mí sobraba la nueva escena del vuelo de la paloma. El porqué lo reservo para el final.

EPÍLOGO

Una escena en particular refuerza mi idea de que la película está envuelta de un halo fascinante.  Supongo que recordáis la gloriosa muerte de Batty y su famoso monólogo. Ya sabéis que cuando muere, la paloma que está agarrando con su mano sale volando.
Cuando echa a volar vemos una escena que: a) no está rodada en una ciudad, sino la fachada de lo que parece una fábrica (de hecho es el exterior de un estudio inglés), b) no tiene lluvia, cuando estaba cayendo a mares y c) ¡no está rodada de noche, sino en pleno día!
La película en esos momentos te ha llevado a un estado de trance,  suspensión de realidad y de absorción tal que no me importó comprobar que la escena era en realidad un pegote de última hora. ¡Coño, es que también funciona! Y me jorobó ver que en el “Final Cut” la habían substituido porque rompe ese extraño y retorcido hechizo. Para mí era como una ventana de luz clara en medio de aquella pesadilla urbana, oscura y lluviosa, mucho mejor que el “supuesto” final feliz.

En fin.

En mi opinión, y resumiendo, al contrario de lo que reza un famoso refrán inglés, aquí sí que “muchos errores hicieron un acierto”.

Gracias por leer. No me seáis replicantes. Revisitad “Blade Runner”.

*1:Para otro ejemplo, escuchad el maravilloso podcast de Carne de Videoclub donde alguien también lo comenta.
*2: Que sepáis que este señor, hijo de uno de los actores con más cara de palo de todos los tiempos, como ejecutivo dio luz verde a: La Guerra de las Galaxias, Alien, Blade Runner, Callejón Infernal, Carros de fuego, Elegidos para la gloria, Thelma y Louise, Atmósfera Cero…



Escrito por Daniel Higuera de http://blogcaspa.blogspot.com.es/